Sentadito con tus rulos alborotando el aire, me contás que la abuela se fue al cielo y que ya lo decidiste: te vas a ir a buscarla en una nave espacial. Porque vos ya sos grande y sabés como es la cosa... el abuelo nunca volvió...
La ternura se parece tanto a la tristeza que te parte el corazón. Cómo son los mundos de los OtRoS? cómo es el mundo con los ojos cerrados? cómo es el mundo del otro lado? te siento, la tristeza cae adentro, te estás lloviendo encima. Puedo entrar en lo oscuro, en tu sueños, en la soledad de tu silla vacía. Tenés algo misterioso, ahí, no, más allá, correte el pelo, dejame ver...no te preocupes tengo cinta y abrochadora, digo, por si te rompés. Cómo está tu corazón? Para ser sincera, no tengo ningún siete de basto, ni canto retruco y siempre fui muy mala para contar los puntos. No me importa si te pusiste desodorante, si los vasos tienen luces de fiesta, si nadie le dijo nada a los chicos, si la torta tiene poca azucar o esto que estamos construyendo se va a romper...poné más agua, yo cambio la yerba. Lo justo es crear algo más habitable para todos, la obra comienza cuando te invito a respirar conmigo y se abre otra posibilidad de encuentro, cuando cerramos los ojos, lo que creemos y recién ahí nos podemos mirar. Sin ataduras, sin conceptos, sin necesidad de entender. Nos respiramos en una cercanía que no tiene fronteras, ni sociales, ni de edad, ni de países. El único borde es la piel. Punto.Último y primero, donde nos parecemos todos, en la fragilidad más sincera. Cómo me aprieta el zapato, dónde se me clava lo que más duele. No me interesa que esto sea de cualquier manera, dónde quiero ir a abrir sentidos, dónde volver más humanas las diferencias.
De cualquier manera, Diego tiene razón, vamos en nave espacial al cielo a buscar a los que no están y gracias por distraer con nimiedades la persecusión de lo invisible.
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